La rosa es una de las flores más apreciadas, por su belleza, colorido y aroma, por lo que se cultiva desde muy antiguo. La rosa, de la que existen numerosas variedades y "cultivos" de muy diverso tamaño y configuración fundamentalmente se utiliza como flor cortada pero también se planta como ornamental en los jardines. Su esencia utilizada en perfumes para la obtención de agua de rosas y de diversos perfumes.
Según su origen pueden distinguirse dos grandes grupos: las procedentes del centro de Asia, y las procedentes de Persia y Asia Menor. Las del primer grupo parece que se originaron a partir de las especies de Rosa sinensis y Rosa indica, e incluyen las rosas de Bengala y las rosas de té, ambas muy apreciadas. Las del segundo grupo se originaron a partir de las especies R. canina y R. gallica, e incluyen numerosas especies y variedades.
Ambos grupos fueron introducidos en Europa por los árabes, quienes efectuaron numerosos cruzamientos y multiplicaciones vegetativas y originaron nuevas especies y variedades. De la hibridación de los rosales de té con algunas especies europeas reflorecientes proceden los híbridos de té, de gran valor comercial por su alto poder germinativo y gran facilidad de cruzamiento. Sin embargo éstos tienen pocas flores y su floración no es muy persistente. Por el contrario las de floración abundante y persistente se encuentran en los rosales polyantha, muy apreciados como arbustos de jardín, pero poco como rosales de flor, ya que éstas son muy pequeñas y sencillas.
Del cruce entre híbridos de té y los rosales polyantha y otras especies de rosales diferentes se obtuvieron los rosales floribunda, de floración numerosa y persistente como los polyantha cuyas flores tenían el tamaño y la belleza de las de los híbridos de té. Gracias al trabajo de los seleccionadores existen miles de variedades de rosas, lo que hace difícil catalogarlas y establecer una escala de valor entre ellas, ya que la aparición constante de nuevas variedades y el cambio del gusto del público haría variar constantemente dichas escalas.
Sin embargo existen algunas variedades que podrían llamarse clásicas o tradicionales, que a través de los años han conservado su nombre y su valor y que han servido de punto de partida para la obtención de nuevas variedades; así son famosas las France, de flores rosas; Souvenir de Claudius Pernet, de flores amarillas; Kaiserin Augusta Victoria, de flores blancas; l'Etoile d'Hollande, de flores rojas.
Entre las variedades modernas destacan Penelope, de flores rosas; Fritznobis y Queen Elizabeth, de flores rosa- salmón; Fragant Cloud y Super Star, de flores rojo coral; Peace, de flores amarillas; Zigeuner Knabe, de flores carmesí púrpura; Nevada, de flores blanco-crema; Iceberg, de flores blancas.
El género Rosa está compuesto por un conocido grupo de arbustos espinosos y floridos, representantes principales de la familia de las rosáceas. Se denomina rosa a la flor de los miembros de este género y rosal a la planta.
Tanto especies como cultivares e híbridos se cultivan como ornamentales por la belleza y fragancia de su flor; pero también para la extracción de aceite esencial, utilizado en perfumería y cosmética, usos medicinales (fitoterapia) y gastronómicos.
Los rosales son arbustos o trepadoras (a veces colgantes), generalmente espinosos, que alcanzan de dos a cinco metros de altura, en ocasiones, pueden llegar a los 20 m trepando sobre otras plantas.
Tienen tallos semileñosos, casi siempre erectos (a veces rastreros), algunos de textura rugosa y escamosa. Presentan notables formaciones epidérmicas persistentes, bien desarrolladas y de formas variadas, conocidas como espinas o aguijones. Las hojas pueden ser perennes o caducas, pecioladas e imparipinnadas con cinco a nueve folíolos de borde aserrado y estípulas basales. Es frecuente la presencia de glándulas anexas, odoríferas o no, sobre los márgenes.
Las flores, generalmente aromáticas, se agrupan en inflorescencias racimosas, formando corimbos. Son flores completas, hermafroditas, regulares, con simetría radial (actinomorfas).
Necesita una exposición muy soleada y un suelo profundo, fértil y bien abonado, preferentemente con estiércol de vaca, de composición media, es decir mitad arenoso y arcilloso y bastante calizo. Conviene plantarlo en Marzo en zonas frías y medias y en octubre en las cálidas o de clima suave, (en todo caso en las noches frías debe cubrirse con paja o plástico).
Las plantaciones realizadas en primavera, si se riegan abundantemente durante ese verano, tendrán las primeras floraciones en el año siguiente al de su plantación. Para la explotación florícola la primera floración se deshecha, comenzando con la segunda.
La propagación por semillas solo se practica para la obtención de nuevas variedades o reproducir las naturales, ya que la forma natural es por estaca o por separación y plantío de las hijuelas, en las especies que arraigan bien.
En las variedades que son reacias a la plantación se recurre al injerto sobre patrones silvestres.
La poda se realiza entre finales de diciembre y principios de febrero. La intensidad de la misma depende de los propósitos que se persigan. Si la poda es más enérgica las flores son menos pero de mejor calidad; en cambio si la poda es más leve la floración será más abundante pero de menor calidad.
El cultivo forzado, destinado a procurar flores en los meses de invierno requiere o exige una cobertura que varía dependiendo de las regiones según los climas. Así en las regiones cálidas será suficiente la colocación de cortavientos o bastidores, mientras que en las regiones más frías habrá que cubrir el techo e incluso procurar un sistema de calefacción.
Entre los enemigos de los rosales están las orugas y el pulgón, que deberán ser tratados convenientemente.